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Pablo Muñoz, Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza.
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Estrategia de urbanismo sostenible.
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Cuando en mayo de 2015 accede Zaragoza en Común al Gobierno de Zaragoza se produce una transformación profunda, se pone en el centro de la política municipal el interés de la gente.
Artículo de Pablo Muñoz publicado en la web de la FABZ que versa sobre las nuevas políticas en temas de urbanismo sostenible.
Eppur si muove -y sin embargo se mueve- dijo Galileo Galilei antes de que la Santa Inquisición le obligara a retractarse de su teoría acerca de que la tierra giraba en torno al sol y no a la inversa. Sin embargo, en ese momento, y ahora, la “Santa Inquisición” se equivocaba y la razón acabó ganando a la oscuridad.
En ese contexto debemos leer el momento actual, con una necesidad de cambio representado en las candidaturas municipalistas y una resistencia por aquellos que no quieren que nada cambie, bajo peligro de perder sus privilegios. Y esto es porque, cuando en mayo de 2015 accede Zaragoza en Común al Gobierno de Zaragoza se produce una transformación profunda, se pone en el centro de la política municipal el interés de la gente y esto hace que las relaciones políticas y económicas tal y como se venían entendiendo desde hace más de 30 años cambian sustancialmente. No sólo se trata de que cambien las prioridades del Gobierno, que también, sino que cambia la forma de relacionarse de ese Gobierno con el poder establecido. Esos poderes mediáticos y económicos tan acostumbrados a marcar la hoja de ruta de nuestra ciudad (y por ende de nuestras vidas) se quedan descolocados, sin teléfonos que descolgar, con una amarga sensación de impotencia impropia de quien hasta ahora han sido dueño y señor absoluto…. y claro, se enfadan.
FABZ
Tras unos primeros momentos de impasse las “fuerzas del orden” han recobrado iniciativa lanzando mensajes destructivos hacia las candidaturas municipalistas y las nuevas formas de hacer política. Es curioso cómo, al no poder criticar las políticas iniciadas (sin duda mucho más cercanas y sociales que las anteriores) repiten mensajes machaconamente acusando a estos gobiernos de no ser operativos.
Este patrón general también se produce tras la entrada de Zaragoza en Común en un lugar tan sensible con el urbanismo sostenible. Los primeros posicionamientos de ZEC rechazando nuevas expansiones de la ciudad, pidiendo una moratoria a las grandes superficies o defendiendo el patrimonio de Averly desatan todas las iras y comienza una campaña de acoso y derribo acusando al Gobierno de Zaragoza de paralizar grandes proyectos privados que beneficiarían a la ciudad.
Es evidente que las prioridades del Gobierno han cambiado, por eso hemos redactado una estrategia de urbanismo sostenible, lanzando a la ciudad a la búsqueda de fondos europeos, creado un banco de tierras municipal, por eso pretendemos revitalizar los mercados de barrio o diseñar un plan de actuación sostenida en el tiempo para cada distrito. Porque ahora las prioridades en materia de urbanismo han cambiado, ya no son los grandes proyectos, si no las acciones que hacen mejorar la vida a los ciudadanos, las que les afectan en su vida cotidiana.
Algunos proyectos que (casualmente) son defendidos por algunos medios
Resulta que el último intento de justificar la supuesta parálisis es recoger una serie de iniciativas privadas y, sin criterio ni explicación, arrojárselos al Gobierno para intentar demostrar que estamos contra la modernidad, los tiempos y la bienintencionada inversión privada. Como si el hecho de que alguien quisiera invertir fuera razón suficiente para no evaluar si esa acción es perjudicial o beneficiosa, si crea más problemas que soluciona (ej. si destruye más empleo que el que crea). No parece razonable este argumento; las inversiones se defienden por su utilidad, necesidad o bienestar que generan y no por la inversión que suponen. Recordad que Gran Scala, ExpoFloralia o Eurovegas se defendían también así. Esta tésis es peligroso como el que más. Por ello, hacer más centros comerciales, construir casas en lugar de proteger el patrimonio o sufragar un nuevo campo de futbol a un club privado, no es una cuestión de inversión sino de conveniencia.
¿O es que no debemos reflexionar acerca de si sobran ya grandes superficies comerciales en nuestra ciudad? En el momento actual, muchas están medio cerradas, otras sobreviven como pueden y todas ellas compiten entre sí por atraerse tiendas, productos y comerciantes de las otras y de la ciudad consolidada. Desde que se levantó la moratoria a grandes superficies Zaragoza se ha puesto a la cabeza del número de estas por habitante y, mientras tanto, nuestro comercio de proximidad ha ido descendiendo y cerrando dejando un paisaje asolador en nuestros barrios. ¿No es tiempo ya de reflexionar y evaluar cuál ha sido la afección de estas superficies al comercio de proximidad antes de favorecer la instalación de nuevas? ¿No debemos evaluar los costes que tiene para la ciudad, las infraestructuras que exigen los atascos, la huella medioambiental que suponen, la precarización del trabajo que acarrean estas grandes superficies y este modelo de consumo?
También resulta cómico que alguien pueda acusar al Gobierno de ZEC de parálisis con el asunto Romareda cuando es el quebradero de cabeza de los gobiernos anteriores desde hace más de diez años. Zaragoza En Común ha sido clara: la Romareda no es una prioridad ni política, ni económica, ni social y menos a cualquier precio. Esto quiere decir que vamos a hacer un enfoque racional y transparente de esta cuestión, sin prisas, sin presiones, ni cantos de sirena. Estamos realizando un análisis sobre la situación real del campo y su viabilidad como estadio y sus deficiencias. Posteriormente analizaremos las posibles situaciones y si realmente es necesaria hacer una inversión y qué alternativas hay. Y, al final, decidiremos colectívamente, con un proceso de participación ciudadana amplio. Porque es así como se hacen las cosas y se afrontan los problemas, contando con la gente y con sus opiniones.
